miércoles, 6 de julio de 2011

Gente de izquierdas.

Voy a hablar de lo que yo llamo gente de izquierda. En unos tiempos fue simplemente la oposición, en otros los que decían ser progresistas. Me importa un carajo.

La definición más exacta que encuentro de ser de izquierdas es quizá la más triste: aquella persona que es incapaz de ponerse de acuerdo con suficiente gente sobre cómo solucionar el problema de la pobreza. Esto se deriva de la definición principal, pero menos práctica a la hora de distinguir: persona que está dispuesta a hacer cambios sustanciales para solucionar la pobreza. Eso de sustancial suena como muy relativo, no? De ahí que prefiera la primera.

Somos incapaces (me incluyo, igual otros no me incluyen) de ponernos de acuerdo en lo que tenemos que hacer para solucionar este problema, y en qué orden. No por capricho, sino por desesperación. Ser de izquierdas significa también tener unos sentimientos importantes por la vida y dignidad de otras personas que lo están pasando mal, que se están muriendo o corren contínuo riesgo. Si incluimos que una buena parte lo son por intereses propios, debido a su situación precaria (igual no son tan fuertes esos sentimientos por el prójimo, o sí, pero suelen mostrar bastante empatía, eso casi siempre), más motivos para que nos demos de ostias entre nosotros.

Podríamos decir, en todas las casas cuecen habas, igual algún partido mayoritario puede ser de izquierdas o tener esa preocupación aunque diga ser de derechas. Nunca.

La naturaleza humana es como es, y jamás una gran parte de la población se pondrá de acuerdo con suficiente preocupación, porque serán conscientes (o subconscientes) de su poder y no estarán dispuestos a hacer cambios drásticos que les perjudiquen. Los locos, preparados para dar buena parte de sus bienes y cambiar su estilo de vida en pro de la mayoría absoluta (que no la nacional), siempre son pocos.

Un grupo mayoritario sólo puede decidir entre no hacer ningún cambio a favor, o hacer alguno, cada cierto tiempo, insuficiente.

Insuficiente porque siempre habrá algún loco como yo esperando a dar más al prójimo que la mayoría.

PD: Las limosnas no solucionan nada. Son la droga a la que sometemos a los pobres para que no se rebelen, nos roben, nos insulten... Y no hablemos de los dramas que provocan las mafias, con gentes extorsionadas que no tienen hambre, sólo quieren dinero para pagarles y que les dejen en paz... La única solución que veo es que roben comida cuando tengan hambre y duerman en las aceras hasta que a la gente se le parta el alma. Por desgracia las muertes de indigentes no aparecen nunca en los telediarios.

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