sábado, 2 de julio de 2011

Privatización sanitaria y otros absurdos.

Voy a hablar sin información, como merece la pena. Porque al final, con unos datos o con otros, se maquilla hasta a Rajoy.

Analicemos primero la sanidad actual. Desventajas contra la privatización: Mala gestión e ineficiencia. Las dos, derivadas de lo intocables que son los funcionarios y la poca autogestión que tiene un sistema como éste. Es inevitable que los neumáticos se pinchen si no hay nadie que nos haga inflarlos. Numerosos son los casos de médicos que, con una situación mejor o peor, lo cierto es que o bien tratan como quieren a los pacientes, o bien entran a trabajar cuando les apetece. Por no decir que el sistema de citas, si lo que pretende es una atención rápida, que no te den cita para dentro de tres semanas, en unos casos no lo consigue y en otros sólo alarga la jornada del médico que no puede tratar a sus pacientes en el tiempo estimado.

Otros dirán que hay gente que va al médico sin que le pase nada, o que los inmigrantes están colapsando el sistema por entrar sin tener cartilla, o teniéndola pero no mereciéndola por no ser españoles. Ambas cosas deben seguir permitiéndose, en tanto que son un derecho. La primera, además, nos puede pasar a cualquiera, y si no lo hacemos igual caemos en una imprudencia. Quizá el padre del que use ese argumento no le dijo suficientes veces "más vale prevenir que curar". La segunda es cuestión de desinformación. Si supiéramos cuánto contribuyen a la economía española los inmigrantes, teniendo en cuenta lo que se les da a cambio, sabríamos que el balance es positivo, en concreto en 100 euros por español. Éso es lo que nos regalan. Por supuesto que no llega a la cartilla, va a pagar las cosas que votamos y que ellos no han elegido ni se han beneficiado de ellas.

La mala gestión y la ineficiencia radican de un mismo problema: el espíritu de trabajo. No se va a arreglar con la privatización, pero lo que se argumenta a favor de ésta es que, conforme más bajo está uno en el escalafón de la empresa, más espíritu de trabajo tiene, por interés en conservar su empleo. Por esa parte bien, si la empresa es una pirámide suficientemente achatada. Que haya una horquilla salarial, que no haya cargos intermedios que se relajen por la altura de su puesto. Que los accionistas sean de banca pública, a título personal, con un límite de acciones por persona razonable, para que el beneficiado de la gestión no sea un trabajador, casualmente con un alto cargo, y que estos accionistas se organicen en esta empresa para gestionarla adecuadamente. Y cuantos más sean, y de forma más equitativa (por eso el límite de acciones) mejor.

Me temo que la situación financiera no va a permitir ésto. Así que los médicos dejarán de ser una clase superior, para pasar a explotar unos cuántos de ellos (si es que lo son tanto como los explotados) al resto de médicos. No sé en qué nos puede beneficiar esto.

Respecto al copago: Si pagamos todos lo mismo, una jodienda para el que no va siquiera. Si pagamos conforme usamos la cartilla, razón de más para olvidársela e ir a urgencias. Y no hablemos de cobrarle más o menos dependiendo de si tienen un resfriado o una apendicitis.

Y lo peor de todo, que agrava todo esto, son las concesiones. Ni va a haber una pluralidad de empresas sanitarias con medidas que igualen sus condiciones, de forma que el pueblo pueda elegir entre varias, costando éstas lo mismo o dentro de una horquilla por lo menos, ni mucho menos se va a dar el privilegio del monopolio a la empresa más eficiente. Ya sabemos cómo funciona lo demás.

1 comentario:

  1. En primer lugar, señalarte que la mayoría de los médicos en este país son estatutarios no funcionarios y que el sistema sanitario tiene suficientes mecanismos de autogestión, otra cosa es que no se usen debidamente.
    Te doy la razón en que muchos profesionales sanitarios tratan a los pacientes como quieren, pero lo de que entran a trabajar cuando les da la gana, te aseguro que no es cierto en la gran mayoría de los casos, porque las propias condiciones laborales no lo permiten. Ya le gustaría al Estado que todos sus trabajadores públicos tuvieran el mismo absentismo laboral que el colectivo de los profesionales sanitarios (me refiero también a enfermeras, fisioterapeutas, etc).
    En cuanto a la ineficiencia del Sistema Nacional de Salud, estoy de acuerdo contigo a medias. Nuestro SNS podría ser mucho más eficiente: Sí. Nuestro SNS es de los más eficientes del mundo: Sí.
    ¿Cuáles son los problemas que podríamos solucionar para convertir nuestra sanidad en un sistema más eficiente? Muchos, complejos y algo similares a los que encontramos en otros sectores. Aunque, en mi opinión, la realidad se encuentra bastante alejada de lo que tu llamas el "principal problema del que radican la ineficiencia y la mala gestión". Es cierto que en algunos casos la falta de espíritu de trabajo es el problema, pero son casos aislados y, ni mucho menos, se pueden generalizar. Yo creo que no es ése el principal problema del SNS. Aunque sí lo es la mala práctica médica, la cual tiene su origen en diferentes factores.
    Lo de que hay mucha gente que va al médico sin que le pase nada es un mito, muy extendido porque interesa a alguno sectores. España posee una tasa de frecuentación muy aceptable en relación a los países de su entorno. La frase "más vale prevenir que curar" ha hecho mucho daño, actualmente mata miles de personas, más de las que pensamos.
    En cuanto a lo de los inmigrantes, otra leyenda. Por sus características poblacionales y socioeconómicas, tienen un menor acceso a la salud y ni mucho menos se puede decir que abusen del SNS.
    El copago que se plantea y que desgraciadamente será implantado evade todos los supuestos y problemas que expones. No creo que se haga por "cartillas" ni por cuadro médico. Es mucho más justo llamarle repago, la población ya paga por su sanidad.
    En definitiva, las medidas privatizadoras, copagos y demás inventos nunca han solucionado nada, ni lo harán. Simplemente son instauradas con la excusa de la insostenibilidad porque benefician a ciertos sectores, pero matan personas en otros.
    Como reflexión, la sanidad española NO es insostenible o, al menos, no tendría porque serlo. Los mismos que nos hacen creer que es insostenible, son los que les interesa que lo sea y, de hecho, son los que la hacen ineficiente en algunos aspectos.

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