viernes, 24 de febrero de 2012

Los días

He escrito esta entrada en Tuenti, pero ya que esto sólo sirve para guardar todas estas chorradas que tanto me ayudan a ser feliz, pues cuelgo también ésta aquí:


Empieza la cuaresma y con ello el principio del fin de celebrar la pasión de cristo una vez más. Tantas, tantas personas pensando en comprarse su disfraz de penitente y qué pocas pensando en renovarse por dentro, en lavar esos jugos agrios que el tiempo va acumulando en nosotros.

El tiempo da color, la entropía no deja de aumentar en todos nosotros, y lo único que creo que puedo hacer es buscar la ablución. Me empiezo a sentir recuperado, ahora y no antes, y por eso quizá sea el momento de empezar a tomarse las cosas algo más en serio y algo más en broma.

En cualquier caso, lo haga peor o mejor, me resista o no emocionalmente a mis jaculatorias, lo que nadie me negará es que florezcan los cerezos. Florecerán, y yo seré feliz porque habré intentado lo que creo correcto.

No sé a qué ha venido ponerlo por aquí. A joder el ascua supongo, porque estas cosas las suelo poner donde no las vea nadie, en despolitiguismo.blogspot.com. Intentaré no volver a usar este espacio.

Y ahora, para dejar buen sabor de boca al motor de búsqueda que sobreviva a leer lo anterior, le dejo un gran poema de Neruda que apenas entiendo, pero que me gusta, que ya es decir mucho para lo cínico que soy.



Juegas todos los días con la luz del universo.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
como un racimo entre mis manos cada día.
A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
Ah déjame recordarte como eras entonces cuando aún no existías.
De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
Se desviste la lluvia.
Pasan huyendo los pájaros.
El viento. El viento.
Yo solo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
El temporal arremolina hojas oscuras
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.
Tú estás aquí. Ah tú no huyes
Tú me responderás hasta el último grito.
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.
Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
y tienes hasta los senos perfumados.
Mientras el viento triste galopa matando mariposas
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.
Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.
Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.
Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.

20 poemas de amor y una canción desesperada, poema 14.

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