jueves, 22 de marzo de 2012

Los prejuicios

Es una cuestión muy difícil de tratar qué se considera y qué no se considera uno. Yo podría estar feliz pensando que soy español si pienso en ciertas cosas propias de los españoles. O podría no estarlo pensando en otras. Debería llamarme español? Creo que el saco es un engaño, una cuestión populista, un ardid dialéctico. Igual pasa con ser rojo, izquierdista, comunista, persona, la mayoría de los adjetivos que no están claramente definidos, que cada cual elige si lo es o no lo es.

Quizá podría pensar que cosas más concretas, como estudiante de químicas, alumno de tal instituto, persona que se lleva bien con no sé quién, que escucha no sé cuánto, que hace no sé qué...

No creo ser el único que siente cómo la sociedad está infectada de una enfermedad parecida a la de los hidalgos de la época del lazarillo. Esta obra delata a la humanidad de los pecados que prácticamente todos ellos cometen y cometemos en mayor o menor cantidad.

Sí, nos llenamos de títulos, de adjetivos, lo más exagerados posibles mientras sean admirados por nuestros allegados y temidos o repudiados por nuestros enemigos. Como dijo Hermann Hesse más o menos, nos escudamos en la familia, el vecindario, el pueblo, el equipo de fútbol, el partido, la religión, el país, con tal de idolatrarnos sin admitir nuestro egoísmo. Y tratamos todos estos temas como "Estás conmigo o contra mí" muchas veces.

No quiero señalar con suficiente fijación estos hechos sin recalcar que no es tanta la gravedad de lo que señalo, pero que existe en cierta parte.

No son pocas las veces que prejuzgamos a alguien por ser de un sitio, de un equipo, de unas ideas, de una música. Estamos obligados a prejuzgar a todo el mundo, pues no tenemos manera de enjuiciar a nadie debidamente pero, a fin de cuentas, es necesario pensar algo sobre cada persona para actuar en consecuencia. Es cuestión de cada cual cuánta seriedad darle a cada prejuicio, y cuánto estos condicionen nuestra forma de actuar y de sentirnos.

Y esta reflexión se debe a que alguien recalque que, por ejemplo, el Corán y otros libros religiosos musulmanes den pie a que alguien viole a su esposa de nueve años. Cuando a una persona le preguntan si se considera musulmán, unos piensan en esas niñas, o en burkas, y otros piensan en la de gentes que hay por ahí valorando cosas superfluas mientras que sus padres les educaron en que lo importante de una persona son sus actos, y no si lleva tal o cual ropa... Igual que cuando a uno le hablan de socialismo, unos se acuerdan de la serena paz y felicidad que trae la igualdad y otros de las críticas recibidas por ZP de un lado y de otro...

Cada uno se acuerda de lo que quiere o puede, por eso lo más importante sobre vivir es saber cómo de amplia puede ser la vida, cuánta probabilidad hay de que nuestros recuerdos se repitan, qué importancia debemos darles.

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