jueves, 17 de noviembre de 2011

El corazón

La tormenta ha llegado. Increíble ver cómo se desboca uno, qué se puede sentir. Y sacas la cara de la pantalla y te sientes enjaulado. La estética de la biblioteca general ayuda con tanto ventanal subdividido hasta la saciedad.

Las manos frías. En manga corta en Noviembre. Y la cara ardiendo. Impaciencia ha vuelto al hogar con su amiga Inquietud. Paras un momento y notas como el pecho se te hincha en un suspirar lento, jadeante, que te hace notar, por contraste, tu ritmo cardíaco.

Se siente uno más vivo porque actúa más. Porque piensa menos. Qué raro que se derrame con más fluidez el tiempo entre las manos cuando más inquieto está uno. Como hacer todo y nada.

Inestabilidad completa. A cada momento viene a la mente un sentimiento distinto. No sabe uno cómo se encuentra. De todo menos tristeza y tranquilidad. Una cadencia acelerada con pequeños parones, tan cortos como para no sentir descanso y tan largos como para no dejar de preguntarse cuándo volverá a empezar.

En conclusión, me siento como mi hamster dentro de su rueda, intentando escapar de la jaula a algún paraíso de roedores, quizá en Tomelloso.

Ahora caigo en por qué mi manga corta. Tras las Flores viene el Verano. Disculpad mi prosa por lo inexplicable de mi sentimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario